Diversos estudios han investigado la relación entre las reactivaciones virales y el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Por ejemplo, se ha observado que ciertos virus herpéticos, como el Epstein-Barr (VEB) y el citomegalovirus (CMV), pueden desencadenar respuestas autoinmunes en individuos predispuestos.
Estos virus pueden permanecer latentes en el organismo y reactivarse bajo ciertas condiciones, lo que podría confundir al sistema inmunológico y provocar que ataque tejidos propios. Además, investigaciones han identificado alteraciones en las respuestas antivirales de células inmunitarias en pacientes con enfermedades autoinmunes, sugiriendo que las infecciones virales pueden desempeñar un papel en la activación anormal del sistema inmunológico.
¿Que quiere decir esto? ¿Qué pasa cuando un virus despierta y confunde a nuestro cuerpo?
Te lo explico de una manera muy sencilla, imagínate que tienes un castillo, y dentro de ese castillo hay guardianes (tu sistema inmunitario) que se encargan de protegerlo. Cuando un virus aparece, es como si un ladrón intentara entrar. Los guardianes se ponen en alerta, luchan contra el ladrón y, si todo va bien, lo echan fuera. Pero algunos ladrones son astutos, como el Virus de Epstein-Barr o el Citomegalovirus. En lugar de irse, encuentran un rincón oscuro dentro del castillo y se esconden. A veces, este ladrón escondido se despierta (esto es la reactivación viral) y empieza a hacer ruido. Los guardianes se alarman y, en su confusión, pueden atacar no solo al ladrón, sino también a las paredes del castillo o a los muebles que estaban perfectamente bien. Esto es lo que pasa con las enfermedades autoinmunes: el sistema inmunitario comienza a confundir lo que es propio (tus tejidos) con lo que es extraño (el virus).
¿Por qué ocurre esto?
Los virus que se esconden son como maestros del disfraz. Cuando se reactivan, llevan puestas máscaras que se parecen mucho a partes de nuestro cuerpo. Los guardianes, que están cansados o sobrecargados, no logran distinguir al enemigo real y empiezan a atacar todo lo que se parece a ese ladrón, incluyéndonos a nosotros mismos.
¿Qué podemos hacer?
Primero, es importante cuidar a nuestros guardianes. Dormir bien, alimentarnos de forma equilibrada y manejar el estrés es como darles buenos entrenamientos para que estén fuertes y atentos. Además, algunas terapias como la microinmunoterapia o la acupuntura que son inmunoreguladoras, son como herramientas especiales que les damos a los guardianes para reconocer mejor a los ladrones.
Segundo, si ya hay ladrones escondidos en el castillo, debemos vigilarlos. Existen médicos que son como estrategas: saben cómo mantener a esos ladrones tranquilos para que no despierten.
Después de muchos años trabajando con enfermedades autoinmunes, sabemos que convivir con una enfermedad autoinmune puede sentirse como si el castillo estuviera bajo constante amenaza. Pero no estás solo en esta batalla. Hay mucha investigación, nuevas herramientas, y formas de mantener tu castillo en pie. Y lo más importante: aunque los guardianes puedan equivocarse a veces, ellos están de tu lado, tratando de protegerte. Ayudarlos es el mejor paso hacia una vida más equilibrada y sana.