Diciembre. Las luces, los reencuentros, los niños emocionados, las comidas, los regalos… pero también la carga mental, las heridas que se reabren, la exigencia de estar bien y la velocidad externa que poco tiene que ver con nuestro ritmo interno.En consulta lo vemos cada año: personas con ansiedad sin motivo aparente, insomnio, brotes inflamatorios, agotamiento, digestiones lentas, piel alterada. Y es que hay una parte de nuestra salud que no se ve, pero lo sostiene todo: el sistema nervioso.
Navidad no debería ser una carrera, pero la mayoría de las veces lo es. Gestionamos, compatibilizamos y, sobre todo, rumiamos... rumiamos si queremos ir o no, si hacemos algo diferente o lo de siempre, rumiamos esos conflictos familiares o tiranteces que nos quitan la tranquilidad..Y entre tanto rumiar y tantas revoluciones, terminamos reaccionando desde la explosión y, como bien se dice… ¡se armó el Belén! y esa escena idílica de armonía familiar vuelve a no ser tan armoniosa.
La inflamación emocional es un estado en el que el sistema nervioso simpático —el que nos mantiene en alerta— está hiperactivado durante demasiado tiempo. El cuerpo, entonces, vive en modo defensa, incluso cuando estamos eligiendo un regalo o sentados a cenar en familia.Y aunque parezca algo sutil o mental, hay marcadores fisiológicos reales que lo demuestran:
Lo más interesante es que no siempre es el estrés directo lo que lo activa. También lo hacen:
No hace falta retirarte al bosque ni apagar el móvil tres días. Aquí van recursos accesibles, terapéuticos y navideños que en ZhenaNatur recomendamos cada año:
1. Aromaterapia funcional (que también decora)
El olfato conecta directamente con el cerebro emocional. Usar aromas adecuados en casa tiene un efecto regulador real:
Puedes usarlos en difusores, velas naturales o incluso integrarlos en la decoración navideña con ramas, piñas y canela.
Curiosidad: antiguamente, decorar con elementos como canela o clavo no era solo estético: se hacía por sus propiedades medicinales. Hoy nos hemos desconectado y los reemplazamos con plásticos. Quizás sea hora de recuperar su sentido.
2. Acupresión: pequeñas presiones, grandes efectos
No necesitas agujas, solo tus dedos. Prueba presionar suavemente durante 30 segundos mientras respiras profundo:
Son gestos sutiles que el cuerpo interpreta como una señal de seguridad.
3. Ríe (pero de verdad)
La risa genuina reduce el cortisol, libera endorfinas y equilibra el sistema nervioso autónomo.
Busca momentos para reír sin filtros ni esfuerzo: juega, baila, improvisa, recuerda anécdotas divertidas.
La risa es medicina. Gratis, inmediata y profundamente reparadora.
4. Un truco para mejorar tu digestión en navidad: piña con menta
Comer con el sistema nervioso alterado afecta directamente a la digestión. Un pequeño gesto que ayuda es comer unos trozos de piña natural con menta fresca antes de la comida.
La bromelina de la piña mejora la digestión de proteínas, y la menta relaja el sistema digestivo.
No es un truco para “compensar” excesos, sino una manera consciente de preparar al cuerpo.
Precaución: no recomendado en casos de gastritis activa, úlceras, reflujo fuerte o sensibilidad a la piña.
5. Crea un ritual (aunque sea de 5 minutos)
No por el ritual en si, sino porque es la excusa perfecta para darte una pausa, un momento presente, para evaluar, honrar y proyectar nuevos caminos, dejando atrás lo que ya no nos vale. En medio del ruido, encender una vela, escribir unas líneas, o cerrar los ojos unos minutos te ayuda a:
Puedes usarlo también para marcar un cierre del año, agradecer o sembrar nuevas intenciones. Hazlo tuyo, como te apetezca, pero regálatelo.
No se trata de cancelar las fiestas ni de convertirlas en un retiro. Se trata de recordar que tu salud sigue presente, incluso cuando todo gira más rápido. Que aunque no puedas controlar todo, sí puedes elegir cómo lo vives. Porque hay cansancios que vienen del cuerpo, pero otros vienen del alma.
Y hay momentos en los que necesitas mirar desde el adulto, quitándole hierro a lo que no es importante, ordenando lo que haya que ordenar y centrándote en crear recuerdos que hayan merecido la alegría.
Esa mirada de honra a los que nos han traído hasta aquí esta tradición, que representa un cierre de ciclos, un reseteo, una nueva oportunidad de crear tu vida como deseas.
En ZhenaNatur te agradecemos por confiar en nuestro equipo y en tu propio proceso.
Seguiremos compartiendo desde el corazón, con herramientas, información y acompañamiento para ayudarte a volver a ti y cuidar tu salud.
Felices fiestas, un abrazo Rubén y Tania.